Según estudio un hombre puede estresar 10 veces más a una mujer que los mismos hijos

Todos queremos tener un hogar perfecto, con una familia que disfrute de estar junta. Sin embargo, este deseo no siempre se convierte en una realidad. Muchas veces los esposos no aportan nada en los quehaceres del hogar.

Por el contrario, dejan toda la responsabilidad a su esposa, tanto del hogar como de la crianza de los hijos. Lo peor de todo es que, según una encuesta, el detonante de su estrés no son los niños, sino los esposos.

Expectativas no cumplidas

En los últimos años las mujeres han luchado mucho para que exista una igualdad de género. Esto ha llevado a muchas mujeres a formarse ideas sobre cómo será su vida luego del matrimonio. Cuando ven que la realidad es otra, entonces se desilusionan y estresan.

Lo cierto es que a los hombres le preocupan poco las tareas del hogar o hacerse cargo de la educación de los hijos. Por eso, algunas esposas prefieren que se pasen la mayor parte del tiempo fuera, así le simplifican el trabajo. Aunque debemos reconocer que no todos son así.

En algunos casos, la situación es peor, pues en lugar de ayudarlas, les ponen más trabajo. Y es que la mayoría de los hombres no se convierten en padres y esposos comprensivos y colaboradores. Por otro lado, las esposas pueden superar cuando uno de sus hijos hace rabietas cuando lo corrigen. Sin embargo, no les cabe en la cabeza que sus esposos también hagan rabietas cuando ellas le piden colaborar.

Las desilusiones empiezan a llegar cuando alguno de los dos no cumple con las expectativas que tenían. Entonces llega la frustración y el desencanto, que puede darse para ambos, el esposo o la esposa. Todo esto hace que el estrés se vaya acumulando poco a poco hasta que ya no se puede aguantar.

Los padres exigen reconocimiento

Algunas estadísticas demuestran que muchos padres se sientes desplazados por las madres. Estos afirman sentirse con un papel secundario en el hogar, y quisieran ser reconocidos también. Muchos afirman que les gustaría recibir algunas palabras de agradecimiento.

En una entrevista se les preguntó a 1500 hombres si compartían el cuidado de sus hijos con las madres. Más del 50% respondió afirmativamente. Pero al hacerle la misma pregunta a las madres, un 75% respondió ellas cargaban con toda la responsabilidad. Dijeron que debían llevar a los niños a la escuela, prepararle las comidas, hacer las labores de la casa y muchas veces, hasta tener un trabajo seglar.

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Luego de investigar, se concluyó que esto ocurre por problemas de comunicación y de expectativas. Como ya hemos dichos, en ocasiones, algunas mujeres esperan cierta colaboración de sus esposos. Al no recibirlas, esto las estresa y las desilusiona. Por otro lado, los hombres consideran que con lo que deben hacer ya es más que suficiente.

El que tiene la mayor responsabilidad

Nadie dijo que ser padres es una tarea fácil o que no cometamos errores. Por esta razón se nos hace difícil conseguir la familia ideal, aquella que tanto deseamos. Sin embargo, buscar un culpable tampoco arreglará el asunto. Por el contrario, nos llevará a evadir nuestra responsabilidad e incluso, a descuidar nuestra relación.

Uno de los problemas radica en que las esposas quieren que todas las necesidades sean saciadas de inmediato. Cuando no se puede, entonces empiezan a generar estrés y tensión en la relación. Algo que debe quedarnos muy claro es que ninguno de los dos es culpable. Muchas situaciones simplemente llegan en el momento menos preciso y debemos enfrentarlas.

Según los estudios, al acumular estrés, es más probable que suframos de distintos males de salud. El mismo puede llevarnos a calmar nuestra ansiedad con actividades como fumar. Como consecuencia, contraemos enfermedades respiratorias y aumentamos las posibilidades de sufrir infartos.

¿Cómo solucionarlo?

La mejor forma de solucionar este tipo de problemas es a través de la comunicación. Al expresarnos con claridad y de forma pacífica, la pareja puede entenderse mejor. Como resultado, es más probable que busquen solución a los problemas que se presenten.

Tenemos que entender que nuestra pareja no puede leer nuestra mente. Por eso, lo mejor es ser francos y decirles lo que pensamos o lo que necesitamos. Claro, no podemos olvidar que debemos compartir las tareas. Recuérdele que no debe realizarla todas, pero que sería de gran ayuda si colabora con una parte. También es bueno que hablen sobre aquello que los preocupa el uno al otro y sobre cómo enfrentarse a ello.

Al aplicar estos consejos, no es que automáticamente todo será paz y felicidad. Sin embargo, será más posible a que nos acerquemos al hogar que tanto